Nacido en Japón en 1939, Shoji Kojima es el ejemplo de que el flamenco es, en efecto, Patrimonio de la Humanidad. Su vida ha estado plenamente dedicada al flamenco y, ese amor por este arte, ha sido recompensado por público, crítica y por numerosos premios. 

Shoji Kojima

Shoji Kojima dejó todo por el flamenco.

De joven, vio una actuación de Pilar López Júlvez y Antonio Gades mientras estos recorrían Japón. Eso cambió su vida. Quedó fascinado por el flamenco y decidió abandonar su hogar en Tokushima para entrar en ese mundo que le había conquistado para siempre. Trabajador incansable, embajador entre España y Japón, enamorado y agradecido a Jerez, es artista flamenco por derecho propio, como él había soñado. 

Una carrera intensa

El bailaor de origen japonés estudió vocal, piano y ballet clásico, porque, en un principio, quería ser cantante de ópera. Profundizó en el flamenco en Arte de Musashino Academia Musicae. Siempre estuvo decidido a convertirse en un bailaor flamenco, así que en 1966 emprende un viaje a España con el Transiberiano para cumplir su objetivo. Se inicia en la escuela Amor de Dios en Madrid. Dos años más tarde, pasa a ser primer bailaor en la compañía del cantaor Rafael Farina. 

Fue miembro del Ballet Nacional de España en 1967. Se hace aún más reconocido gracias a su participación en el programa Estudio Abierto de Televisión española en 1970. Tres años más tarde, baila para los príncipes de Japón en el Alcázar de Sevilla en una recepción organizada por la Casa Real española.

Regresa a Japón después de una década en España, en 1976. En su país natal, funda su propio estudio en 1980 y desde entonces estrena un espectáculo propio casi anualmente. Ha contado con la experiencia de Chicuelo como director musical de sus montajes.

Su conexión con España sigue latente y se ha presentado en numerosas ocasiones en certámenes como el Festival de Jerez y la Bienal de Flamenco de Sevilla. Un espectáculo reciente es LorcaxBach, que contó con Javier Latorre como director musical. Se trata de una biografía onírica de Lorca con música de Bach, dos iconos culturales de Kojima.

En 2023, estrena mundialmente, dentro del XXVII Festival de Jerez, Toda una vida. Con este espectáculo, el bailaor nipón no lleva por un recorrido generacional y geográfico en el que, a modo de testigo presencial y maestro de ceremonias, nos acompaña por el baile de cuatro generaciones diferentes.