Angelita Vargas, la bailaora gitana por excelencia de las últimas décadas, ha muerto en el hospital San Juan de Dios de Bormujos (en San Juan de Aznalfarache) tras sufrir un ictus. Retirada del escenario por una hemiplejia, se dedicó en los últimos años a la formación.

Angelita Varga. Foto: Martín Guerrero. Archivo Casa Patas.

Angelita Varga. Foto: Martín Guerrero. Archivo Casa Patas.

Ha muerto la gran bailaora Angelita Vargas (Sevilla, 1946), a la que Matilde Coral le puso el apodo de «La Gitanilla», mote con el que grabó un disco al cante.

Angelia tenía 77 años de edad y una salud delicada tras sufrir un derrame cerebral en 2011 que afectó a su movilidad. Su hija Yolanda confesaba al periódico El Mundo «el sufrimiento que ha pasado mi madre después de haber hecho feliz a tantas gentes». Se casó con José Cortés Moreno, «El Biencasao» con 15 años, también bailaor; su abuela (por parte de padre) y dos de sus hermanos también bailaban. 

Llevaba ingresada en el hospital San Juan de Dios de Bormujos desde el viernes 6 de noviembre tras sufrir un ictus que, finalmente, no ha superado. Aunque era de Triana, su segunda casa y donde residía era San Juan de Aznalfarache, también en Sevilla, cuyo ayuntamiento ha decretado dos días de luto.

Angelita Vargas grabó un disco antes de triunfar al baile.

Angelita Vargas grabó un disco antes de triunfar al baile.

Angelita Vargas y su baile gitano de puro flamenco

Angelita Vargas siempre quiso ser artistas y ya bailaba con solo tres años. A la edad de ocho años comenzó a recorrer distintos festivales flamencos por toda España. Trabajó en el tablao sevillano Los Gallos y en el madrileño Las Brujas.

Participó en la aclamada producción «Flamenco Puro», que causó sensación primero en París, durante el Festival d’Automne, y luego en Nueva York, donde tuvo una temporada en Broadway. Angelita realizó giras por Holanda, Alemania, Sudamérica, Japón y otros países. Se presentó con su familia en el Teatro Lope de Vega durante la VI Bienal de Flamenco de Sevilla y actuó como solista en el espectáculo «La Diosa», representado en Madrid y Sevilla.

En el Teatro Lope de Vega, compartió escenario con Aurora Vargas en «Azabache y Coral» en abril de 1997, y en 1998 participó en «Huellas: Antología de un tiempo» en el Teatro de la Maestranza. Presentó su grupo en la EXPO’98 en Lisboa y formó parte del proyecto «El Flamenco y el Son Cubano», una iniciativa de la Diputación de Sevilla. Después de causar sensación en el Queen Elizabeth Hall de Londres y el National Concert Hall de Dublín en el ciclo «Women in Tradition», Angelita realizó una extensa gira por Japón con su compañía.

Revista Time

En 1980, recibe el premio «Pastora Imperio» en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, lo que la revela como una de las grandes figuras de los festivales flamencos andaluces. Será el primero de importantes galardones a lo largo de los años. Tras su retiro oficia en 2011, su pincipal dedicación era la enseñanza. Alumnos de EE.UU. o Japón lloran su muerte en las redes sociales. 

Internacionalmente respetada y admirada, la revista Time diría de ella: «Angelita Vargas habla el lenguaje corporal del alma gitana». Ella misma asumía su flamenco como gitano en esencia. «Yo soy gitana pura. De padre, de madre, de toda la familia. El flamenco viene en lo gitano», explicaba.

Manuela Carrasco, Antonio Canales, Pepe Torres o El Farru actuaron en este homenaje a Angelita Vargas celebrado en la cuarta edición de Festival Tacón Flamenco. 

El Tacón Flamenco es un festival de varios días que tienen lugar en la localidad sevillana de Utrera. Este ciclo de espectáculos flamencos está organizado por la Asociación Cultural El Compás que nos Une desde 2015. 

La Peña Flamenca Torres Macarena de Sevilla escribe: «Angelita Vargas representa la esencia del auténtico baile gitano. El suyo es un arte de sabor añejo, temperamental, pleno de inspiración, con poderosos pies y hermoso braceo, que respeta las estructuras y ejerce un absoluto dominio del compás».