Las veladas que Antonio El Bailarín organizaba en esta mansión con estrellas de Hollywood, nobleza y amigos de toda índole han hecho correr ríos de tinta. Villa El Martinete era su refugio, donde se sentía más libre… y donde se bañaba desnudo en la piscina que atesora una re´plica del dibujo que le dedicó Picasso.
No ha tenido mucha suerte Antonio Ruiz Soler (Sevilla, 1921-Madrid, 1996), «El Bailarín», con cómo se ha solucionado su legado tras su muerte. Se vendió o subastó casi todo en el 2000 (como un anillo que le regaló Pablo Picasso) y su casa madrileña no se convirtió en el museo que él había soñado. Encima, hubo bastante jaleo con el asunto de la herencia, con el Estado por medio y la familia divida.
Muchos de sus objetos personales los adquirieron instituciones públicas que no querían que la herencia del bailarín más importante de España se disgregara. Por ejemplo, la Junta de Andalucía, que mostró esta compra en una exposición por el centenario del nacimiento de Antonio. Después, se han conservado dentro del rico patrimonio que atesora el Centro Andaluz del Flamenco, entre otros organismos públicos.
Villa El Martinete, varias veces a la venta
Pero la Junta, claro, no se dedica a comprar mansiones en la zona más VIP de Marbella. Ahí es donde está esta casa que ahora la han puesto a la venta la inmobiliaria Rimontgó y Forbes Global Properties.
Ya anteriormente, sobre el 2018, se había subastado por 15 millones de euros, aunque nunca se supo el precio final por la que fue comprada. Por cierto, en otro jaleo de empresas offshore. Sobre 2021, era un hotel-spa, que conservó el nombre El Martinete y que hasta esta primavera estaba en funcionamiento.
Pero, como si el karma tuviese algo que decir, este negocio ha cerrado sus puertas y, de nuevo, Villa El Martinete se vende. Sobre el precio de salida, total mutismo.
Si las paredes hablasen…
Más que un capricho, esta casa sería el refugio de Antonio. Compró el terreno en los 50. Tras unos años dando vueltas con el asunto de las licencias, comenzaron las obras en 1959 y la pudo inaugurar en 1961. El propio artista dijo de ella que era como «una Alhambra en miniatura», aunque la bautizaría con el nombre del palo flamenco que el sevillano llevó a la danza por primera vez: el martinete.
Por aquel entonces, tenía su residencia en Madrid. También en la capital española disfrutaba de su estudio de la calle Coslada, el que él quería que fuera museo y centro de danza y que, como se ha mencionado, no lo ha sido. Carmen Roche, amiga del sevillano y propietaria de esta residencia madrileña, abrió en ella el primer conservatorio privado de danza de la capital y eso, en cierto modo, es un tributo de la bailarina que hay que agradecer.
Así que esta era «su segunda vivienda», su espacio para el ocio y el descanso. Tuvo Antonio muy buen ojo, porque en los 70, esa zona de Marbella se convertiría en trending, es decir, en el lugar de millonarios, aristócratas…
Entre la jet set marbellí que le rodeaba y sus amistades, muchas de su etapa en Hollywood, esa villa ha visto de todo. Fiestas, amoríos y mucho baile. Por allí iban Vivien Leigh, Ava Gardner, el duque de Windsor, Gina Lollobrigida, Rappel, Rocío Jurado… Y sus amantes masculinos que dieron tanto que hablar en la época franquista.
Una lujosa mansión con playa privada
Esta espectacular mansión costera a pocos metros de Puerto Banús, tiene acceso privado directo a la playa. La propiedad abarca más de 4.000 metros cuadrados de jardín, englobando la impresionante villa principal, acogedoras casas de huéspedes y cómodos cuartos para el personal.
La casa principal da la bienvenida a través de un imponente vestíbulo adornado con majestuosas columnas que conduce a un salón con puertas francesas. Esta se abre a una amplia terraza cubierta con vistas a la piscina. Además, también dispone de un acogedor salón con chimenea y vistas al mar, un aseo de invitados, una habitación doble en suite (actualmente habilitada como oficina) y un comedor separado con capacidad para 20 comensales.
La villa dispone de una gran cocina dividida en dos áreas; una más familiar y otra, digamos, gourmet, con una isla central. Nos imaginamos a Antonio preparando cócteles a Ava Gardner y repartiendo caviar en delicados platos…
En la planta superior, se encuentran cinco dormitorios dobles, además de la espléndida suite principal de 120 metros cuadrados con una sala de estar, modernos y elegantes baños para él y para ella, un vestidor y maravillosas vistas del Mediterráneo.
Desde la planta sótano, se puede acceder al jardín y a la piscina, a esa piscina cuyas azulejos replican el famoso dibujo que Picasso le hizo a Antonio y que, en cierta manera, hace a Villa El Martinete única y especial, como lo fue su primer dueño.