José Monje Cruz, Camarón de la Isla, es probablemente el mayor emblema del flamenco de todos los tiempos. Lo que ha sido Michael Jackson al pop o Elvis Presley al rock and roll, lo es Camarón a la música flamenca.
1 Antes de ser Camarón, ¿cómo le llamaban?
Quizás hayas escuchado alguna vez por qué le dieron el nombre de Camarón. Pues sí, por ser un niño delgado y rubio, como dicho marisco, el camarón, una especie de gamba pequeña muy típica de las costas de Cádiz. Pero, ¿sabes cómo le llamaban antes? Pijote Chico. Y es que, su hermano mayor, Jesús, era llamado Pijote, así que no se complicaron más. No fue hasta que su tío le dijo que parecía un camarón cuando le cambiaron el nombre.
2 La receta de su voz
¿Te imaginas la voz de Camarón de la Isla de niño? Entre los que lo vieron cantar de pequeño se afirma que ya era un prodigio, que llevaba la música en la garganta. Con razón, siendo todavía muy joven, ganó los primeros concursos que aceleraron su fama y se considera que su presentación oficial al mundo fue a los 16 años. Sin embargo, él prefería su voz pasada por tabaco, lo que nos lleva al siguiente dato.
Su capacidad para transmitir una amplia gama de emociones, desde la tristeza desgarradora hasta la alegría estimulante, es por lo que Camarón de Isla es una figura venerada en la comunidad flamenca y lo que le hace un artista inigualable.
3 Hasta 70 cigarros al día
Camarón decía que para calentar la voz antes de cantar necesitaba fumarse algunos cigarrillos Winston, pero su entorno llegó a contar hasta 70 cigarrillos diarios. De hecho, en el libro escrito tras la muerte del artista entre la mujer de Camarón, la Chispa, y el periodista Alfonso Rodríguez, Marcelo Camus psiquiatra del artista asegura que su única y verdadera adicción fue el tabaco. De ahí que, tras innumerables tratamientos cuando le detectaron un cáncer, decidiera seguir fumando y, simplemente, disfrutar del tiempo que le quedaba rodeado de los suyos.
4 La verdadera pasión de Camarón de la Isla
Quizá ya sepas que lo que quiso desde un principio el pequeño «camarón» era convertirse en torero. Desde niño, sentía fascinación por la tauromaquia, quizás porque la fragua de su padre se encontraba justo al lado de la plaza de toros. Cerca de su asa se encontraba la Venta de Vargas, un local de flamenco, un tablao, donde acudían muchos toreros y José Monje se asomaba a la puerta con toda la emoción que le suponía ver a los maestros del toro de la época.
Siendo aún muy joven, le gustaba recortar a las vaquillas e incluso llegó a tener un traje de luces. Por eso no es de extrañar que Camarón y Curro Romero se admiraran mutuamente. Porque el cantaor quería ser torero y el torero quería ser cantaor. Tal fue su conexión que, incluso cuando Camarón publicó su último disco, Potro de Rabia y Miel, se estaba preparando para la VII Bienal de Arte Flamenco de Sevilla una actuación inaugural con Curro Romero. Por desgracia, el cáncer de pulmón se lo llevó un par de meses antes, a los 41 años, en julio de 1992.
5 Sus pinitos con la guitarra
Siguiendo la búsqueda de su talento en las raíces españolas, Camarón de la Isla fantaseó también con tocar la guitarra. Aunque ya de pequeño se lanzaba a tocar cada vez que veía una guitarra española, y aunque se le puede ver en muchísimos vídeos al cante y al toque a la vez, lo cierto es que Camarón nunca pudo desarrollar su maestría en la guitarra todo lo que le hubiera gustado, porque estaba llamado al cante. Pero como muchos apasionados, convirtió la guitarra en una afición. De ahí que al final de su vida acumulara una larga colección de guitarras.
6 Las mieles del fracaso
El fracaso forma parte del éxito, aunque sea difícil de ver en el instante. Esto mismo comprendió Camarón el día que lanzó su disco más revolucionario, La Leyenda del Tiempo. Ya manejando los palos flamencos clásicos y estando en Madrid, a Camarón se le ocurrió fusionar lo más puro del flamenco con otras músicas que podían encajar, como el jazz o el rock e incluso algunos instrumentos lejanos, como el sitar indio. Sin embargo, esta novedad no fue bien recibida por el público. En el momento de su lanzamiento, apenas vendió 6.000 copias (y él acostumbraba ya a vender más de 30.000).
Los oyentes, no acostumbrados a aquella mezcla, le reprochaban a Camarón haber perdido su pureza. De ahí la famosa entrevista en la que responde: “La pureza no se puede perder nunca, cuando uno la lleve dentro de verdad. Lo único que veo que la gente aún no me comprende como yo canto. Mi manera de sentir la gente todavía no la ha comprendido”. Hoy en día, la Leyenda del Tiempo está considerado una obra maestra de la fusión flamenca.
7 ¿Cuántos hijos tiene Camarón de la Isla? ¿A qué se dedican?
Pocas personas pueden imaginar lo que significa ser hijo de una figura legendaria. Entre esas pocas se encuentran los 5 hijos de Camarón, que se abren paso en el mundo artístico de diferentes formas.
Su hijo, Luis, es guitarrista flamenco, encarnando así una de las carreras soñadas del propio Camarón. Gema y Rocío, por su parte, han hecho pinitos en el mundo del cante, pero lo que más les concierne es ganar la lucha incesante por los derechos de imagen de su padre, de los que la familia ha comentado más de una vez que se sienten despojados.
El más pequeño, José, sí ha continuado con la estela del cante, pero lo ha hecho desde un prisma innovador. José, conocido artísticamente como Mancloy, se dedica al rap y al trap con toques flamencos. En sus canciones, comenta: “Dicen que tengo que cantar como mi pare’, al final salí rapper. Compare’ no me compares, yo solo soy yo y Camarón el más grande”.
De la quinta hija de Camarón no se sabía nada públicamente hasta 2022. Y aún más en 2023, cuando RTVE estrenaba el episodio de Lazos de Sangre dedicado al artista.
Su viuda, Dolores Montoya, la Chispa, la conoció en el velatorio por Camarón. María José tenía entonces 18 años y la relación con sus hermanos es excelente.
María José es el fruto de una relación que el cantaor tuvo de una relación anterior a su matrimonio en la etapa en el tablao madrileño de Torres Bermejas. Hoy, tiene el apellido de su padre. Como explicó en el programa de la televisión pública su viuda: «Cuando él faltó, se arreglaron los papeles y, por mediación de un amigo mío que estaba en Badalona, le pusimos a la niña María José Monge Regaña».
8 Los «palos de Camarón»
Ha sido tal la fuerza de su figura en el cante flamenco que se habla de cante camaronero, especialmente, en los estilos de fandangos, tangos y tientos, rumbas, bulerías y tarantos, a los que imprime una indiscutible personalidad.
Flamenco puro y del mejor
La otra clave para que Mont-de-Marsan se mire con envidia por otros festivales es una muy buena programación.
Explica Javier Puga que, aunque su desarrollo no fue fácil, la línea de traer a lo mejor del flamenco español siempre ha estado presente. Por ejemplo, la primera edición contó con el ballet de Cristina Hoyos, el clan de los Pinini, Rafael Riqueni, José de la Tomasa… En 1990, Camarón de la Isla, Tomatito y Paco de Lucía. Y así, año tras año. Javier Puga dejó de estar al frente de Arte Flamenco 20 años después y escriben y cuentan algunos críticos que el certamen se ha vuelto más comercial y menos puro.
Es un festival que cuenta con muchos patrocinios y mecenas, y con una Fundación que saca recursos para las contrataciones. Durante un tiempo, tuvieron el apoyo económico de la Junta de Andalucía a través de la Consejería de Cultura y del Instituto Andaluz del Flamenco.