No son pocos los cantantes de flamenco que, de un modo u otro, mencionan la gastronomía en sus canciones. Las hay en tono festivo, las que tienen algún elemento gastronómico que se transmite en forma de quejío, las que cuentan con algún ingrediente en una lista de la compra, o las que ensalzan alguna bebida.
Échale guindas al pavo se escuchó por primera vez en 1936 cantada por Imperio Argentina en una exitosa película de la época, Morena Clara. La canción ilustra la supuesta picaresca gitana a través de una historia donde el pavo tiene especial protagonismo, y en la que otros ingredientes como el azúcar, la canela y el clavo también son mencionados. En 1954, Lola Flores volvió a poner de moda la canción interpretándola en un remake de la película que se tituló con el mismo nombre.
Este tema volvió a tener una tercera época de gloria en 1970 cuando la recuperó la cantante Rosa Morena que hizo de ella una de las canciones de flamenco pop más exitosas de los setenta.
Canciones flamencas que nacieron con otro estilo
¿Sabías que la famosa Sarandonga que publicó Lolita en 2001 parte de una canción cubana creada en 1950? En el año 1966, Antonio González El Pescaílla, padre de Lolita, la adaptó al estilo de rumba cambiando algunas palabras como ñame o jutías por arroz y judías. Aunque por siempre nos quedaremos con esa oda al arroz con bacalao que con tanta gracia y alegría cantara la hija de la Faraona.
En Los flamencos cantan a Sabina, álbum lanzado en 2012, Antonio Carmona reinterpreta en estilo flamenco. Y sin embargo, famosa canción del jienense y crónica ambivalente de un amor apasionado al que se es infiel. En la canción, vino tinto y champagne francés (un pleonasmo en aras de la melodía) tienen especial protagonismo.
En el mismo LP, Pitingo nos recuerda en clave flamenca como suena el güisqui on the rocks que el maestro Sabina menciona en la letra de 19 días y 500 noches como medida de tiempo.
Flamenco puro y duro
Salud antes que dinero es una canción que forma parte del álbum Caminito de Totana del malogrado Camarón de la Isla, y en ella, a golpe de quejío, el de Cádiz se compara con un pordiosero “pidiendo pan para comer”. La canción, un fandango -a decir de muchos, uno de los palos más primitivos del flamenco- fue una colaboración de Paco de Lucía con Camarón.
Miguel de Molina popularizó en los años 40 del pasado siglo Dale arroz, una canción semejante a un vodevil. En su letra narra las tribulaciones de una recién casada en la cocina y su relación con una vecina y con su suegra. En ella no solo hay arroz; también mojama, guindillas, chocolate y agua forman parte de la letra.
Melodías divertidas con recuerdos a la gastronomía
De coco, piña, limón y menta son los Caramelos que el dúo Los Amaya populariza en 1971 en formato canción. ¡Un gran éxito en su momento de la rumba catalana!
Justo treinta años más tarde, en 2001, La lista de la compra, una canción de La Cabra Mecánica en colaboración con María Jiménez, se cantó por primera vez en Operación Triunfo. Muy pegadiza, cuenta una historia de amor a la que las estrecheces económicas no le hacen mella. La nota gastronómica la pone un atún en aceite vegetal en oferta: lo que viene a ser ¡Contigo, pan y cebolla!
Y si pensabas que aquí se acababa este post del blog, te queda una sorpresa: un estudio sesudo de la Universidad de Oxford asegura que con flamenco, la paella sabe mejor. Nosotros ya lo imaginábamos…