La expectación que rodeaba la nueva creación de la bailaora gaditana ya hacía que la piel del público se erizara antes de levantarse el telón. Macarena Ramírez presentaba ESPINA, el espectáculo más ambicioso de su carrera, en el marco de la IV Bienal de Flamenco de Cádiz, Jerez y Los Puertos, en el Teatro Principal de Puerto Real.
Y el resultado superó todas las expectativas: una obra de arte llena de madurez y belleza, en la que la artista asume la dirección escénica y las coreografías, con dirección musical de Javier Ibáñez.
Con una cuidada estética —el escenario envuelto en rosas y espinas, proyecciones al unísono y música original—, Macarena Ramírez estuvo acompañada por un elenco compacto: Iván Orellana al baile; Jesús Flores y Ana Gómez al cante; Samuel Cortés al violín; Manuel Pájaro a la percusión; y Javier Ibáñez a la guitarra y dirección musical.
En la parte técnica, fundamental para esta propuesta, destacaron Manuel Otero en el diseño de iluminación, María Nevado en proyecciones y creación de vídeo, y Colin Preston junto a Regina Astorga en el sonido.
El vestuario, otro de los grandes aciertos, fue diseñado íntegramente por la propia artista —incluido el de los músicos—, con la colaboración especial de José Galváñ en la espectacular bata de cola que lució en las guajiras y alegrías. El color se fue adueñando del escenario como símbolo de transformación y renacer.
El telón se abrió con un impactante atrezo y una pieza de corte contemporáneo por seguiriyas, donde Iván Orellana se enfrentaba a sí mismo hasta encontrarse con Macarena en un paso a dos de enorme intensidad. Luego llegó una solemne soleá, en la que las castañuelas se convirtieron en lágrimas de dolor: el nacimiento de la herida.
En la segunda parte, titulada “El dolor que arde”, Ramírez desbordó fuerza en un zapateado espectacular y unos tangos centrados en una silla cubierta de rosas y espinas, que finalmente patea con rabia, liberando el alma.
“Fuerza y florecer” da paso al renacimiento: desaparece el maniquí negro —símbolo de la herida— y surge una explosión de color. Guajiras y alegrías culminan en una escena final inolvidable, con la bailaora desapareciendo entre su mantón mientras sus compañeros la rodean para bailar una bulería al golpe.
La ovación superó los ocho minutos, con el público en pie. ESPINA es un espectáculo digno de los grandes teatros, capaz de emocionar tanto a amantes como a neófitos del flamenco. Porque lo importante es transmitir, y Macarena Ramírez lo logra con creces.
En los programas de mano, la artista deja un mensaje que resume el alma de la obra:
“Todos llevamos una espina. A veces hiere, a veces nos da fuerza. Este espectáculo es mi manera de bailarla. Hoy no solo bailo para mí, bailo para ti… para que cuando mires, recuerdes que de lo que duele también puede nacer vida.”
ESPINA es, sin duda, un espectáculo único. Su próxima cita será el 24 de octubre en Sevilla, en el Teatro Los Remedios. Desde aquí, recomendamos no perder la oportunidad de vivirlo.
📸 Fotos: Ignacio Escuín
📝 Artículo publicado por Chico Javier (Revista La Fragua y ALL FLAMENCO).
Puedes ver el baile de Macarena Ramírez en ALL FLAMENCO y en PRIME VIDEO