Camarón y su Isla: un viaje emocional al corazón de San Fernando, la tierra que lo vio nacer.

Oct 21, 2025

En el universo del flamenco hay nombres que trascienden el arte. Nombres que se convierten en símbolos, en raíces vivas de una tierra, una cultura y una memoria colectiva. Camarón de La Isla es uno de esos nombres. Su figura no solo revolucionó el cante, sino que encarnó, con cada nota, el latido de su […]

En el universo del flamenco hay nombres que trascienden el arte. Nombres que se convierten en símbolos, en raíces vivas de una tierra, una cultura y una memoria colectiva. Camarón de La Isla es uno de esos nombres. Su figura no solo revolucionó el cante, sino que encarnó, con cada nota, el latido de su ciudad natal: San Fernando, “La Isla”, el lugar que nunca dejó de habitar su voz, su fe y su nostalgia.

En este texto profundamente evocador, el escritor y flamenco Carlos Rey (Irecalo) nos invita a redescubrir a Camarón desde un ángulo íntimo y revelador: el vínculo inseparable entre el cantaor y su tierra. A través de las letras que cantó, de los recuerdos que dejó grabados en su discografía y de las emociones que lo unían a su entorno, el artículo traza un retrato apasionado de un artista que hizo de La Isla no solo su apellido artístico, sino su bandera.

Este viaje narrativo no es solo una lectura sobre flamenco. Es un recorrido por el alma de Camarón, por sus raíces gitanas, por su infancia junto al yunque y la fragua, por sus plegarias al Nazareno y por esos rincones cotidianos de San Fernando donde la leyenda se volvía carne y calle. Una lectura imprescindible para quienes aman el flamenco, pero también para quienes desean entender cómo un artista puede fundirse con su tierra hasta ser indistinguibles.

Texto: Carlos Rey. Fotografías: Javier Fernández. Obra pictórica de portada: Ignacio de Salas

CAMARON Y SU ISLA. – Por Carlos Rey

José Monje Cruz, aquel gitanillo rubio que nació en las Callejuelas, terminó siendo para el mundo entero Camarón de La Isla. A la hora de escoger su nombre artístico, no tuvo ninguna duda. Pudo ser Joselito el de la Juana, Pijote como se le llamó durante un tiempo, o simplemente Camarón a seca, como lo apodó su tío Joseíco. Sin embargo, él quiso llamarse Camarón de La Isla, realzando de esta manera a la tierra que lo vio nacer. Y así lo cantó por Cantiñas en el año 1972:

1.- Que a mi me vio de nacer. – Cantiñas.

Que a mi me vio de nacer

Bendita sea la tierra

Que a mi me vio de nacer

Cien años que yo viviera

Siempre la recordaré.

 Isla de mi corazón

Que bonita te hizo Dios

Que donde quiera que estoy

Te tengo presente yo.

 Por ti daría

La vida mía.

Y a esa fuerza con la que defiende su identidad, se le suma el respeto y la honra que sentía por su linaje, por su familia, por sus orígenes, por su gente, por los gitanos de todo el mundo, por sus costumbres y por la forma de entender la vida que ellos tienen.  Unas ideas, que ya desde niño les serían transmitidas por sus padres, gente de bien, que se buscaban diariamente el sustento para sacar a delante a su prole. En 1970 canta Camarón unos fandangos del Niño Gloria, que no dejan ninguna duda del orgullo que sentía de sus orígenes:

 

2.- En La Isla yo nací. –  Fandangos del Niño Gloria.

 En la Isla yo nací

Yo me crié al pié de una fragua

En la Isla yo nací

 Mi mare se llama Juana

Y mi pare era Luis

Y hacía alcayatitas gitanas.

Estudió en el Liceo, en una época donde la condición social marcaba la enseñanza académica y aunque no estuvo mucho tiempo, aprendió lo suficiente como para poder defenderse en la vida. Pero sería en el cante donde encontraría su personal pozo de sabiduría. Un manantial del que bebió desde su temprana niñez, en su propio hogar y en la fragua de su padre. En 1986 en el disco Te lo dice Camarón recordaba su infancia de esta manera:

3.- Otra Galaxia.- Bulerías.

Cuando los niños en la escuela

Estudiaban pal mañana

Mi niñez era la fragua

Yunque clavo y alcayata

Yunque clavo y alcayata. 

Conoció la tragedia, con la temprana muerte de su padre siendo un niño todavía. Este hecho, marcaría profundamente su vida y la de toda su familia. Era Camarón un hombre de fe y en el disco Viviré de 1984, nos cuenta la historia de ese niño que va a la Iglesia a rezar para que su padre viva, aunque desgraciadamente a veces el destino tiene sus propios planes.

4.- A la Iglesia Mayor fui.- Seguiriyas.

A la Iglesia Mayor fui

A pedirle al Nazareno

Que me salvara a mi pare

Me contestó que no

Que me dejaba a mi mare

Que me dejaba mi mare.

 A la Iglesia Mayor fui

A pedirle al Nazareno

Que me salvara a mi pare.

Y esa fe le llevaría a la devoción del Cristo del Nazareno. Lo heredaría directamente de su madre Juana Cruz, una mujer de profundas convicciones religiosas y que según cuentan los que la conocieron, era la primera en llegar todas las mañanas a la Iglesia Mayor para rezar al Nazareno. Igual que hizo su madre, fueron muchos los Jueves Santos en los que Camarón le cantó por saeta a su Cristo, y poco antes de morir, en su último disco Potro de rabia y miel, le cantó de esta manera:

5.- Mi Nazareno.- Bulerías.

Mi Nazareno mare

Es tan gitano, el de La Isla

Es tan gitano.

Que los cirios que llevan

Bailan por tangos.

Mi Cristo llora por dentro

Porque en la cárcel le cantan

Toíto los presos.

El presidio y sus afligidos moradores, están presente en muchas de las letras de Camarón y siempre los tiene en cuenta en sus plegarias, como esta que en forma de fandango le cantaría a su Patrona la Virgen del Carmen en el disco Flamenco Vivo en 1987:

6.- Virgen del Carmen.

Y levanta tu mano que es divina

Virgen del Carmen Sagrá

Y levanta tu mano que es divina

Y ponle tú la bendición

A aquellos que por ti suspiran

Que lo condenan a muerte

Y mueren en una prisión.

Era José Monje un hombre de su tierra. No solo la amaba y se sentía orgulloso de ella, sino que conocía bien el paisaje y se sentía bien en ella. En muchas de sus letras, sobre todo cuando cantaba cantes de Cádiz, hace referencia al entorno en que se crió, como estas Alegrías que cantó en el año 1979 en su ya mítico disco de la Leyenda del Tiempo:

7.- Bahía de Cádiz.- Alegrías

Esteros de Sancti Petri

Salinas de San Fernando

Espejo de sol y sal

Donde se duermen los barcos.

Isla del Guadalquivir

Donde se fueron los moros

Que no se quisieron ir.

A pesar de ser un hombre de mundo, nunca se olvidó de su Isla y de sus  costumbres. Cuando estaba por aquí, era normal verlo tomando un café con su mujer y sus hijos en la Mallorquina, o como cualquier cañaílla comprarse un cartuchito de bienmesabe en el freidor del Dean. Así lo cantó en su último disco Potro de rabia y miel, con una letra de Casilda Varela:

8.- Vendo pescaíto.- Bulerías.

 Yo vendo pescaíto a dos reales

Cómpreme un cartuchito

De bienmesabe.

José Monje Cruz, Camarón de La Isla, fue y lo sigue siendo sin lugar a duda, uno de los mayores embajadores que nuestra ciudad ha tenido, tiene y tendrá. Durante su corta pero intensa vida, demostró tanto a nivel personal como artístico el profundo arraigo que le unía a su tierra. Desde hace más de dos décadas de su fallecimiento, sería deseable que su ciudad le otorgue al genial cantaor e hijo predilecto de San Fernando, el lugar que le corresponde.