Si existe una rumba universal, seguro que es Entre dos aguas, publicada por Paco de Lucía en 1973 como parte del disco Fuente y Caudal y que el genio de Algeciras la compuso «de rebote».
Cuando salió al mercado el LP Fuente y caudal en 1973, las ventas fueron muy pobres, ni 300 discos. Pero había un tema en él, Entre dos aguas, en el que su manager, el periodista Jesús Quintero, confiaba mucho. Su instinto no le falló.
Quintero convenció a la casa de discos (Philips) que lo publicara aparte, como single. Así que volvió a salir en 1974. Su éxito fue inimaginable, más aún para un tema de flamenco. Estuvo varias semanas en las listas de ventas, y se convirtió en single de oro en el 76 con más de 300.000 copias vendidas. Paco de Lucía, de todas formas, ya no lo volvió a tocar de la misma manera. No solo lo versionó con John McLaughlin y lo reeditó en el 81 con otro «aire», sino que lo ha variado en cada interpretación.
Te recomendamos la lectura de este post sobre la rumba catalana.
La inspiración de Sinatra y Las Grecas
Esta rumba no estaba prevista en el álbum Fuente y caudal. A Paco de Lucía le pidieron con urgencia incorporar al LP algo que rellenara los minutos que quedaban vacíos del disco. Lo compuso rápido y casi de manera improvisada, con un borrador que tenía por algún lado.
Paco lo cuenta así en el documental La Búsqueda: «Allí mismo, en el estudio, llamé a un bajo y a un bongó, totalmente improvisado, por primera vez en mi carrera y en el flamenco, a la manera de los músicos de jazz».
«Me siento libre tocando la rumba, porque no hay tradición en rumbas y puedes hacer lo que quieras”, le decía a la periodista Rosa Montero.
El propio Paco confirmó que la canción de Las Grecas Te estoy amando locamente, de Las Grecas, fue inspiradora para su rumba. Juan José Téllez, en su libro Paco de Lucía, el hijo de la portuguesa, añade que también la versión rumbera de Fly on the Moon de Fran Sinatra que tocaba un amigo del algecireño, José Luis Marín.
Así es el tema técnicamente
Entre dos aguas es un tema que suele estar en las partituras de los que aprenden guitarra flamenca. La razón es que se usa la escala «Mi menor Armónica (E)», aunque es más habitual de una granaína que de una rumba.
Una novedad importante es que las palmas se sustituyen por el bongó, algo que no se había visto antes, y que se usa el bajo eléctrico, otra sorpresa para la ortodoxia flamenca. Pero hay más, y está en su ritmo y tono.
Para explicar esto mejor, nos fijamos en un artículo del guitarrista Toni Subirana.
«La pieza es reconocible desde sus primeras dos notas por el diálogo que establecen los bordones con la quinta y la sexta cuerdas al aire. A continuación, aparecen los bongós, instrumento que a partir de entonces se haría prácticamente imprescindible en las piezas rumberas. La segunda guitarra de su hermano, Ramón de Algeciras, presta un sutil acompañamiento. Alterna el acorde de La menor séptima con el de Si menor séptima. Esto pone una suave armonía como base a la guitarra de Paco de Lucía, que ataca con fuerza las primeras notas para luego entrar en un discurso más sosegado no exento de emoción».
Continúa Subirana:
«La segunda parte de la pieza viene marcada por un cambio voluntariamente brusco que inaugura un nuevo patrón de acordes. Sobre esto, una melodía más alegre, con algunas frases que el artista ejecuta a una velocidad de vértigo».
En La guitarra en el tiempo, el espectáculo del guitarrista Santiago Lara, se hace una mención especial a grandes maestros de la guitarra flamenca que consiguieron el cambio de este instrumento tan majestuoso, como Ramon Montoya, Sabicas, Niño Ricardo, Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar, etc.