A pesar de su nombre, no es española. Nació en el norte del estado de Nueva York y en 2023 celebra 40 años dedicada en cuerpo y alma al flamenco. Un arte del que vive en una exitosa compañía, pero con el que ayuda también a inmigrantes y discapacitados.
Es posible que su nombre no te suene, o quizá sí… Carlota Santana es “La Guardiana del Flamenco” de Nueva York (título que da Dance Magazine) y ostenta la Cruz de la Orden al Mérito Civil de España por “todos los años de pasión, excelencia y dedicación al arte flamenco”. Su compañía, Flamenco Vivo, es la más importante de EE.UU. en su ámbito, pero, sobre todo, es una enamorada del flamenco, del tradicional, para ser más exactos.
El flamenco como medio para expresarse
A esta neoyorquina, el flamenco le cambió la vida cuando tuvo su primer contacto con él a finales de los 70. Se apuntó a un curso de la bailaora María Alba (estadounidense, fallecida en 1992) y, como explica en una entrevista, «fue la capacidad de expresar emociones a través del baile lo que me atrajo”.
Esa capacidad que la ayudó “a sacar eso que se lleva dentro” fue un punto de inflexión en su vida. Dejó su carrera como trabajadora social y se marchó a España para estudiar a fondo esta disciplina.
Cuando volvió a EE.UU., se asoció con uno de sus profesores, Roberto Lorca, para montar su propia compañía, Spanish Dance Arts Company. Roberto era un conocidísimo coreógrafo en esa época, y esa faceta era el punto débil de Santana, lo que hizo que conformaran un buen equipo. Ella bailaba y gestionaba; él dirigía y se encargaba de la escenificación de los espectáculos. Pero la suerte cambión y, por desgracia, Lorca falleció en 1987 víctima del SIDA.
Carlota Santana y la beca desde Madrid
A partir de ese duro momento, Carlota se puso al frente de la empresa con el cambio de nombre que ha llegado hasta hoy, Flamenco Vivo. A través de ayudas institucionales pero, sobre todo, de donaciones, la compañía de danza ha crecido hasta ser la TOP en EE.UU. Parte de este éxito se debe a que es una mujer práctica. Ni se veía la mejor bailaora ni, desde luego, la coreógrafa principal. Así que se rodeó de los mejores, muchos, desde España, como José Maldonado o Emilio Ochando.
De hecho, en esa búsqueda de talento para Flamenco Vivo, Carlota Santana se centró en la parte educativa. Lo hace a través de la formación y promoción de nuevos artistas locales, y atrayendo a promesas emergentes o consagradas desde España. Flamenco Vivo colabora con el Certamen de Coreografía de Danza Española y Flamenco de Madrid con una beca que lleva al ganador a Nueva York; desde la ciudad norteamericana, lo mismo, dirección Madrid.
El flamenco sana
Hace años que no baila. Carlota está centrada en el trabajo en las escuelas. “Trabajar con niños es muy importante», dice emocionada.
La compañía creó un programa innovador de artes en la educación, el cual integra la danza y la cultura española en los programas académicos en colegios públicos. También es pionera en iniciativas de educación bilingüe dirigidas a poblaciones inmigrantes (para una mejor adaptación) e inició programas que abordan las necesidades especiales de los estudiantes con discapacidades como el autismo.
Considera que la música, el baile y el cante flamencos presentan múltiples puntos de entrada para que los jóvenes estudiantes mejoren la alfabetización, la comunicación y profundicen la conciencia cultural. El flamenco fortalece las voces de los estudiantes dándoles la confianza para articular una gama completa de emociones. flamenco-vivo.org