Presentamos dos oficios, dos talleres rondando los cien años de antigüedad, entregados a la artesanía flamenca, que han sobrevivido a las crisis: artesanía de excelencia en mantones y abanicos, importantes complementos flamencos.
La artesanía flamenca es un arte sobre el que gira el negocio de familias que velan por la calidad y la tradición de generación en generación.
Mantones de Manila de ayer que hoy son tendencia
Ángeles Espinar tiene un pequeño taller de exquisito bordado de mantones a mano en Villamanrique de la Condesa, un pueblo sevillano con una larga tradición en el bordado, “pero bordado blanco, el que se hacía para las casullas, los paños de la iglesia, la ropa interior de los señoritos…”.
El bordado del mantón lo lleva a este municipio la mujer de un teniente destinado allí, en 1925. “Esta señora era sevillana. El arte cuajó porque la mayoría de las mujeres del pueblo ya bordaba en blanco, en recto, que es una técnica mucho más difícil”.
Mantones Ángeles Espinar
La tradición del taller de Ángeles se remonta a los años 30, cuando su madre, que era profesora de bordados, abrió su primer taller de bordado de mantones. “Y muchas mujeres del pueblo pusieron sus talleres, y se extendió a los pueblos de alrededor, a Pilas y otros”.
El reconocimiento a su labor le vino a raíz de la exposición de 1979 en “Exporte”, en Sevilla. “El bordado se estaba perdiendo porque nadie lo hacía en su casa, se pagaba muy poco, y las mujeres se empezaron a dedicar a otras tareas, donde les pagaran más. Yo llevé a esta exposición nueve mantones de seda natural de Italia, bordados con dibujos y colores creados por mí, que tiño la seda en casa y le doy unos tonos propios”.
Estos nueve mantones gustaron mucho y ahí empezó el desarrollo del taller. “En 1980 la gente me buscaba, y al poco no daba abasto, venía gente de toda España”, pero también de México y otras partes de América. “Un mantón de los míos se diferencia por la calidad de la seda, los colores originales, los dibujos y el bordado, el buen fleco… Para mis dibujos me fijo en las flores que yo siembro, los pensamientos, las rosas, los tulipanes. De ahí saco la foto y lo bordo. Utilizo los mejores tintes, las mejores sedas, que me las mandan de Nápoles”.
Estos nueve mantones gustaron mucho y ahí empezó el desarrollo del taller. “En 1980 la gente me buscaba, y al poco no daba abasto, venía gente de toda España”, pero también de México y otras partes de América. “Un mantón de los míos se diferencia por la calidad de la seda, los colores originales, los dibujos y el bordado, el buen fleco… Para mis dibujos me fijo en las flores que yo siembro, los pensamientos, las rosas, los tulipanes. De ahí saco la foto y lo bordo. Utilizo los mejores tintes, las mejores sedas, que me las mandan de Nápoles”.
Artesanía flamenca dedicada al abanico
En el taller de abanicos de Andrés Pascual van por la cuarta generación. “Comenzaron mis bisabuelos –cuenta Macarena Andrés-, en 1880. Mi bisabuela, Carmen Blasco, era teladora y este oficio les llevó a abrir el primer taller”.
Abanico flamenco
En un abanico, trabajan varios especialistas, pero varillajeros y teladoras son los básicos. Un arte donde se da el trabajo en cremallera “hombre-mujer”. Los hombres trabajan más el varillaje: el varillajero, el calador, el adornador, que hace el bajo relieve, el decorador, con pinturas, y un maqueador, que da color el bajorriele. Las mujeres trabajan más “el país”, que es la tela, encaje, piel… Son las teladoras, que pueden ser encajeras (si es de encaje), bolilleras (bolillos), pintoras, fondistas…
El mantón ya no es de la abuela
Altermanila es una marca que apuesta por el mantón de Manila como complemento actual y muy fashion. Con sus mantones de seda, la marca española arrasa en los looks de invitada, madrina e incluso como complemento casual; y causa furor entre las influencers.
Esta empresa vende online a través de su propia página web, pero como marca especial que es, solo comercializa en momentos concretos del año: sus ventas VIP. Es muy sencillo apuntarse a ellas a través de la propia web (altermanila.com) para saber cuándo se abre la veda.
Mantón Manila